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Cosas de la desmemoria

 

 

Cuando ya pasas de los 60 de pronto te asaltan, a modo de consignas, absurdos fragmentos de canciones antiguas. Trocitos de estribillos o frases descontextuadas que te martillean la cabeza como si encerraran alguna clave que te fuera vital.

Dos gardenias para ti, con eso quiero decir, te quieeeeero, te adooooro, mi viiiida. Quién me robó mi carro? Yo tenía quince años, tu no habías cumplido aun los dieciseis, desde entonces soy feliz, tal y como lo soñé. Por la raja de tu falda yo tuve un siniestro con un seat panda, y aserejé, aje,ajé, pero la culpa fue del chachachá, que tu me enseñaste a bailaaar y manzanita colorada que del arbol te caíste, dime cómo te olvidaste del amor que me tuviste? Te busco el pelo, por debajo del aguaaaa pero no llego, por debajo del aguaaaa de tu cintura. Y cabalga caballo cuatralbo, jinete del pueblo que la tierra es tuuuya, a caminar, a caminar como jinetes en el mar. Tengo un amor, para qué quiero más, me conformo con ser feliz… Tres cosas hay en la vida, salud, dinero y amor, y el que tenga estas tres cosas que le de gracias a Dios! El que tenga un amor que lo cuide que lo cuide, la salud y la platita que no las tire, que no las tire…

Sé de una viejita de casi 100 años que no recuerda nada, ni a nadie, no reconoce a sus hijos y vive sus días tranquila y bien cuidada, satisfecha como un bebé cuando sus necesidades fisiológicas están cubiertas; sin embargo a veces, la invade un desconfor que no teniendo causa inmediata reconocible, parece sería razonable achacar a algún resquicio de lucidez, memoria o humanidad. Entonces, su inteligente cuidadora, le canta canciones de su época, de su primera juventud, canciones de la guerra y de la posguerra, y para asombro de propios y extraños, la viejita se insufla de un fuego sagrado y se pone a cantar a voz en cuello e indistintamente el Cara al sol, Ay Carmela!, No pasarán! Montañas Azules o Soy el novio de la Muerte. Y con el canto se llena de entusiasmo y recupera la alegría.

Quizá no somos más que un revoluti absurdo de consignas contradictorias, allá en lo más profundo, detrás de la conciencia y la consciencia.

 

 

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